El edificio del Museo de Zaragoza ha sobrepasado la centuria de vida desde que se construyó con motivo de la Exposición Hispano-Francesa de 1908, según proyecto de Ricardo Magdalena y Julio Bravo. Durante ese largo periodo ha sido sometido a diversas reformas y obras de mantenimiento, la más importante fue la que se realizó en los años setenta del pasado siglo que lo convirtió en una instalación acorde con su tiempo. No obstante, el Museo es una construcción viva con un constante e intenso uso que exige cuidados y un riguroso mantenimiento dado que está declarado Bien de Interés Cultural. En este orden de cosas se inscriben las obras que dieron comienzo el pasado lunes, día 7 de octubre, y que está previsto concluyan a finales del año presente.

Los trabajos que se han iniciado ahora tienen dos objetivos, por un lado la restauración completa de las cubiertas, lo que proporcionará una mejor habitabilidad a la planta de servicios del museo y una mayor eficiencia en el consumo de energía. A la par se van a renovar materiales y se aseguran las estructuras del tejado y falsas. Otro cometido va a ser una cuidadosa consolidación de las cornisas y molduras que decoran la galería del patio, lo que aumentará su fijación y le devolverá la prestancia que ha de tener.
Para tal fin ha sido necesario proteger algunas de las obras expuestas en el patio para que no sufran posibles daños durante los trabajos de reparación. Las visitas al museo y los demás servicios no van a tener modificaciones sustanciales y se mantienen todas actividades y horarios, si bien no se podrá programar ningún evento nuevo que afecte por completo al patio hasta principios del año próximo.

En definitiva, unas obras muy

necesarias que son una excelente noticia para el museo que así mejora notablemente sus instalaciones, unas obras que, con un coste de 230.000 euros, son impulsadas y financiadas en su totalidad por el Departamento de Educación, Universidad, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, y están enmarcadas en el Plan Impulso 2013.