Arte del Museo ante la Naturaleza

Situados ante esta magnífica obra de arte ubicada en la sala 9-10 del Museo de Zaragoza, ¿cuál es la tarea de quien busca en la representación de lo vegetal indicaciones sobre contenidos, informaciones sobre intenciones de los autores, mensajes que colmen la curiosidad de espectador y orienten la investigación del estudioso?  O, dicho de otra forma, ¿cuál es el reto razonable que puede asumirse desde el punto de vista de la iconografía vegetal?

El cancel mozárabe del Pilar (Fot. J. Garrido)

La cartela explicativa nos informa de que se trata de un “Cancel de iglesia mozárabe. Siglo X D.C. Plaza del Pilar (Zaragoza)”. [El cancel es un elemento arquitectónico de protección y separación]. “Se encontró en las obras realizadas en las cercanías de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar a finales del siglo XIX.  Mantiene decoración vegetal por una de sus lados que se distribuye en tres zonas verticales. Este elemento arquitectónico estaba integrado en la iglesia mozárabe de Santa María La Mayor (siglo X), antecesora de la actual Basílica. Está tallado en alabastro aragonés”.

Los datos científicos están ahí, expuestos con la exactitud necesaria para que el visitante tenga la información fundamental sobre lo que está viendo. Y lo que está viendo es, sin duda, un ejemplo magnífico de una forma de entender la representación de los elementos vegetales con la que sus autores deseaban embellecer un elemento de cierta importancia (divisor de espacios, protector de ámbitos sagrados). Magnífico por la calidad del material y por la calidad del trabajo que dio esas formas talladas en él.

Detalle de la flor central (Fot.J. Garrido)

Y esas formas, ahí vamos, ¿a qué tipo de vegetales remiten? Desearía poder contestar a esa pregunta. No me es posible: no veo nada semejante a nada ni creo que pueda defenderse una interpretación botánica de las formas que admiramos en esta obra de arte. Tengo para mí que mi misión, en este caso (como sucederá en otros) no es la de actuar como un clasificador botánico a la búsqueda de un significado añadido, sino como un ser humano pasmado ante la belleza de unas formas que acaso no remiten sino a ellas mismas, a su propia concepción compositiva, al ritmo de sus líneas, volúmenes, luces y sombras, a una ordenación del espacio en el que nuestra mirada se adentra en su diseño y resurge aún más embelesada contemplando un enaltecimiento de un reino vegetal solamente aludido, en el que se ha trabajado más allá de lo identificable y se ha llegado a lo geométrico, en el que el silencio de la realidad concreta cognoscible da paso a una comunicación diferente con el interlocutor.

Detalle del follaje (Fot. J. Garrido)

Puede tomarse mi posición como un acta de rendición, incluso como un fracaso. No lo entiendo así yo, sino como un respeto absoluto a lo que ven mis ojos y a lo que se quiso realizar en esa cancela. En ella desde luego que hay Naturaleza, pero en absoluto exhibida con naturalismo. Aquí no hay traducción de unas formas. Hay presencia. Y a esas alturas de la historia del Arte, no  puede pensarse que tal proceder se debiese a ningún tipo de  incapacidad. Ése es el reto razonable que pienso plantea esta obra: comprenderla sin la ayuda de una falsa guía de iconografía vegetal.

Javier Delgado

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