Bailarinas en el Museo de Zaragoza

Se ha señalado reiteradamente que la sede central del Museo de Zaragoza tiene una belleza intrínseca que se desprende de su equilibrada arquitectura, del poso que los más de cien años que posee han ido dejando en cada uno de sus rincones y la huella que imprime en subconsciente de los zaragozanos. Esto hace de nuestro edificio un marco deseado para dar una atmósfera distinguida y elegante a muchas actividades ajenas a lo que sería habitual en el devenir cotidiano un museo.

Desde abajo hacia arriba

Hace unas semanas nos referíamos al éxito de este edificio como escenario de reportajes de boda para aquellos que quieren tener recuerdo original de ese trascendental día. Ahora les toca el turno a las bailarinas. Hace unos días nos visitó el fotógrafo Alberto Rodrigálvarez, una de cuyas principales fuentes de inspiración artística son la figura  de las bailarinas. En diferentes zonas públicas del centro, el autor realizó un meticuloso trabajo con dos delicadas y esforzadas bailarinas que, a pesar de su juventud, tienen una contrastada experiencia en el difícil arte de la danza.

Las protagonistas

Os mostramos algunas de las fotos tomadas que ilustran esa sesión, a la espera de poder ofrecer más adelante las imágenes que hizo el propio Alberto Rodríguez y admirar así su labor.

El Museo de Zaragoza es mucho más que un lugar de exhibición y conservación de obras artísticas y bienes arqueológicos, es una referencia querida por muchas personas a quienes les inspira para desarrollar las más variadas experiencias.

MdZ

En la escalera principal

 

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