El pasado martes, día 12 de noviembre, comenzó la novena edición del curso sobre cerámica romana titulado: “La cerámica romana. Criterios básicos de clasificación y valor histórico. Estado de la cuestión” que organiza la Cátedra Galiay de la Institución “Fernando el Católico” y que durará hasta el 22 del mismo mes. El curso está siendo impartido en la sede central del Museo de Zaragoza por su director Miguel Beltrán y el conservador de Arqueología Juan A. Paz, ambos especialistas en este tipo de materiales arqueológicos tan ilustrativos de las etapas de la Antigüedad.
La cerámica fue una de los productos más usuales en el devenir cotidiano de la sociedad romana, pues abarcó todos los ámbitos de la vida y aún de la muerte: cocina, mesa, higiene, transporte, almacenamiento, comercio, construcción, rituales funerarios y religiosos, etc. Por ello y por su tenacidad, es el material arqueológico más abundante, con gran diferencia, en cualquier yacimiento de cronología romana. De ahí que su conocimiento sea fundamental a la hora de plantearse cualquier estudio sobre esa dilatada etapa de nuestro pasado, pues permite adentrarnos en múltiples aspectos del mundo romano.
El curso se articula en ocho jornadas, con un total de veinticuatro horas lectivas más un trabajo final que proporcionan al alumno 2 créditos de libre elección más 0,5 créditos ECTS de los planes de Estudios de la Universidad de Zaragoza, además un diploma de asistencia.
Durante estas jornadas el estudio de la cerámica romana se aborda desde diversos ángulos, como son los criterios básicos de forma, función, la tecnología, la datación y su uso como marcador cronológico. En la siguiente etapa, se pasa a un segundo nivel de conocimiento que afecta a los aspectos sociales, como son los productores, los consumidores, la economía, la vida espiritual y en un tercer nivel, más práctico, es aquel en el que se trata del manejo de la tipología cerámica como técnica de estudio básica en la arqueología clásica.
En las presentes jornadas también se ha completado el número de plazas disponibles, pues para esta ocasión se ha inscrito el máximo de cuarenta alumnos posibles, atraídos por la calidad del curso que se actualiza en cada edición. Además tiene el gran aliciente de poder ver, palpar y examinar de primera mano todos aquellos especímenes arqueológicos de los que se habla en el curso, con lo que se consigue un conocimiento teórico y práctico difícil de encontrar en otros ámbitos.
Esta actividad didáctica, generada por el Museo de Zaragoza, es una realidad gracias a la imprescindible cooperación con otras entidades públicas como la Institución “Fernando el Católico” y la Universidad de Zaragoza, pero sobre todo es posible debido a la continua demanda que hay de él por parte de aquellas personas que quieren seguir formándose en esta fascinante faceta de la arqueología.
