El pasado miércoles, aprovechando la festividad local de la “Cincomarzada”, diez componentes del equipo del Museo de Zaragoza se trasladaron a Madrid para realizar una visita profesional al Museo Arqueológico Nacional, cuyas nuevas instalaciones está previsto que sean inauguradas el próximo 31 de marzo. El objetivo de esta cita, previa a la apertura al público, ha sido conocer de primera mano las novedades que ha supuesto la renovación radical del primer museo arqueológico de España y que ha de servir de obligado referente para próximas intervenciones en otras instituciones museísticas.
La visita fue excelentemente conducida por la conservadora de la Sección de Protohistoria y Colonizaciones Magdalena Barril Vicente que durante las cuatro horas que duró el recorrido, nos explicó con detalle las múltiples vicisitudes que han ido sucediendo desde la idea inicial hasta la materialización final de tan ambicioso proyecto.
Se planteó un trayecto cronológico, tal y como lo va a poder realizar el público en cuanto el museo abra su puertas. A partir de la colección estable de Museo Arqueológico Nacional, prácticamente estática ya que tiene pocos movimientos, se han solicitado diversos depósitos de materiales a otros museos para completar algunas lagunas que el avance la investigación arqueológica ha ido mostrando en estos últimos años. Naturalmente, la selección de piezas mostradas (que se ha reducido sensiblemente respecto al anterior montaje) es soberbia tanto por su calidad como por su representatividad, no solo del pasado de la Península Ibérica, si no también del Próximo Oriente, Egipto y Grecia.
Hay que destacar el apoyo en medios audiovisuales que ayudan a contextualizar la secciones, sobre todo aquellas referentes a etapas prehistóricas y protohistóricas más difíciles de explicar sin caer en oscuros tecnicismos. Espectacular resulta la reconstrucción de una casa de la cultura de El Argar que incluye los típicos enterramientos en tinaja y en cista. Se han cubierto los dos patios interiores y se han recuperado como área expositiva, dedicado uno a la escultura romana en piedra y el otro la plástica ibérica, con una nueva interpretación del monumento funerario de Pozo Moro (Albacete). Aragón está bien representado en casi todas las secciones, pero especial impacto produce la recreación del conjunto escultórico romano-republicano del templo de Azaila (Teruel). Las etapas medievales y modernas están tratadas con una extensión adecuada y una selección de obras de gran categoría. Termina el discurso con una sintética historia de la propia institución.
La impresión general de las zonas expositivas transmite relajación, a partir de un diseño sobrio y elegante donde las piezas cobran protagonismo mediante una meditada iluminación.
También se giró visita a oficinas, almacenes, biblioteca, taller de restauración, salas de reuniones y otros servicios del museo que han sido completamente puestos al día. Todos los miembros de la expedición tomaron buena nota de ventajas e inconvenientes. Unas enseñanzas que sin duda serán de utilidad de cara a afrontar la futura y anhelada ampliación del Museo de Zaragoza, cuyos importantes fondos arqueológicos requieren una mayor superficie expositiva y un tratamiento expográfico actual.
MdZ