El otoño empieza en septiembre

Septiembre es un mes de transición por excelencia, acaba el verano y comienza el otoño y con él uno de los trabajos agrícolas que más trascendencia tuvieron en la estructuración del calendario anual en las sociedades mediterráneas: la vendimia. En el Museo de Zaragoza conservamos variados objetos y obras de arte que hacen referencia a este mes y a sus connotaciones.

Detalle del símbolo de septiembre

Hoy traemos aquí tres mosaicos procedentes de la “Villa Fortunatus”,  situada en Fraga, que nos ilustran este asunto a la perfección. El yacimiento arqueológico del que proceden es una gran casa de campo señorial, situada a orillas del río Cinca, que comenzó su andadura en el siglo II y que tuvo un gran desarrollo arquitectónico en el siglo IV, para prolongar su vida al menos hasta el siglo VI con la construcción de una iglesia con su baptisterio.
Es en el siglo IV cuando se edifica un lujoso complejo residencial en torno a un gran peristilo central cuyo corredor estaba pavimentado con mosaicos teselados. El suelo del lado sur del pasillo estaba compuesto por un mosaico geométrico que tenía intercalados doce cuadrados con representaciones figuradas de animales que han sido interpretados por Dimas Fernández Galiano (a quien seguimos en este apunte) como los doce meses del año.
De estos emblemas se conservan diez, dos en el propio yacimiento y ocho más en el Museo de Zaragoza, donde se expone el correspondiente al mes de septiembre. Se trata de un casi cuadrado de 56 x 57 cm en el que se representa a un caballo marrón galopando a la izquierda, con una mancha en su anca que recuerda a un racimo de uvas. Tras el animal se dibujan unos tallos ondulantes pertenecientes a una planta espinosa.

Emblema con el mes de septiembre

Según Fernández-Galiano, uno de los rasgos definitorios de septiembre en el calendario romano es que se trata del mes de los juegos circenses, lo que explicaría la identificación del mes con un caballo, el animal principal en los juegos de circo. Así los fastos más antiguos y famosos de Roma, los ludi romani o ludi magni, se celebraban precisamente en ese mes. Abunda en este sentido la marca en forma de racimo de uvas en la piel del équido.
El vegetal representado en el mosaico se identifica con la alcachofa o el cardo y se relaciona con la recomendación del tratadista Columela de que tales hortalizas debían de plantarse, mediante esquejes, el día primero de septiembre.
Pero no es este el único mosaico de la “Villa Fortunatus” que nos evoca  el comienzo del otoño. En el extremo oriental del mismo pasillo que estaba animado con el calendario, hubo una exedra cuyo pavimento se decoró espléndidamente mediante ramas de vid con sus pámpanos y sus racimos de uva de diferentes variedades. Así mismo detalles de uvas las hay en el mosaico del oecus que articula el peristilo. Estas dos obras también las podemos contemplar en el Museo de Zaragoza.

Mosaico de la exedra

Esta es una buena excusa para visitar nuestro museo y admirar su completa colección de musivaria romana, pero sobretodo os recomendamos ir a Fraga y visitar la “Villa Fortunatus”, pasando por Museo de Huesca donde también se exponen interesantísimos hallazgos procedentes de este yacimiento. Una excelente manera de dar la bienvenida al otoño.

Detalle de uvas en el pavimento del oecus

Más información de «Villa Fortunatus» aquí

Más información del Museo de Huesca aquí

 

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