Entre las muchas particularidades que posee la compleja realidad del Museo de Zaragoza está el disponer de una sección del mismo que es, nada más y nada menos, que un yacimiento arqueológico formado por el conjunto de las ruinas de la Colonia Celsa, en la localidad de Velilla de Ebro.
Esta circunstancia conlleva aparejada toda la problemática propia de la conservación de vestigios al aire libre y más en las duras condiciones climatológicas del valle del Ebro. El viento, la lluvia torrencial, el hielo, el sol abrasador y sus dañinos rayos ultravioletas, los bruscos cambios de temperatura son sólo algunos de los factores que agreden poco a poco a los delicados muros de tapial o adobe, las calzadas de losas o los pavimentos de las casas que hace dos mil años fueron ideados para estar bajo techado. Garantizar una conservación digna de todos estos restos es una tarea continua que exige vigilancia y prevención constantes.
Por ello, todas las aportaciones son bienvenidas, y en este post queremos informaros de que durante estos días se está desarrollando en la Colonia Celsa un taller de empleo, promovido por el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Velilla de Ebro a través del “Plan Impulso 2013”.
El taller dio comienzo el día 27 de noviembre de 2013 y finalizará el 26 de febrero de 2014. Está integrado por veinte desempleados mayores de veinticinco años, dos monitores, una auxiliar administrativa y un director especialista en conservación arqueológica. El objetivo fundamental es la limpieza, acondicionamiento y recuperación ambiental de espacios en diversas zonas del yacimiento arqueológico, como el área de recepción de visitantes y el recorrido a través de los viales originales, lo que permitirá una visita por los diferentes espacios arqueológicos que se encuentren accesibles.
Como es natural, estos trabajos se desarrollan con el asesoramiento científico del Museo de Zaragoza y han proporcionado ya algunas interesantes novedades. La más llamativa ha sido el hallazgo de un as, acuñado en la ceca Kelse (el nombre ibérico de Celsa), que algún romano despistado perdió en las calles de la colonia. Allí quedó oculto durante dos milenios hasta que un alumno del taller de empleo lo descubrió y ahora forma parte de monetario del museo.
Los resultados de la dedicación del taller de empleo ya son visibles, sobre todo en lo que a la limpieza de la cobertura vegetal se refiere, pues tras el lluvioso año de 2013 las malas hierbas se habían desarrollado de
una forma inusitada. Esta situación había provocado, no sólo un aspecto poco deseable, si no que las plantas con sus raíces estuvieran atacando la integridad y estabilidad de algunos de los elementos del yacimiento.
Una acción coordinada entre el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Velilla de Ebro y el Museo de Zaragoza que está produciendo benéficos efectos en esta singular sección del nuestra institución cultural.
MdZ