Como cada 24 de octubre se acaba de celebrar el Día Internacional de la Biblioteca y el Museo de Zaragoza tiene una importante biblioteca de la que es responsable Mª Jesús Dueñas. ¿Qué tiene de particular la biblioteca de un museo? ¿Es que no es como el resto? Lo cierto es que aunque en ella no encontraremos la prensa diaria ni una sección de literatura infantil, sí que podremos consultar el último ejemplar de una especializadísima revista alemana de Arqueología, que descansa justo al lado de “Cuaderno de Estudios Borjanos”. Puede que tampoco nos encontremos en sus pasillos a estudiantes estresados en época de exámenes, ya que no se trata de una sala de estudio o préstamo. Sin embargo, sí que podremos hojear una preciosa y antiquísima guía del Museo del Prado o, para escándalo del resto de sesudos libros, algunas monografías sobre arte japonés de género erótico.
Las bibliotecas de museos, y la nuestra no es una excepción, tienen un carácter altamente especializado, ya que su principal función es la de documentar las colecciones que el museo conserva, lo que implica catalogarlas, clasificarlas científicamente y, por supuesto, establecer relaciones con los fondos de otros museos. Asimismo, son una herramienta fundamental del museo en su papel de centro de investigación y nos sirve de apoyo en la formación de las colecciones, el tratamiento técnico de los fondos, la restauración y conservación o la exposición y difusión de sus colecciones.
Pero no se trata de un servicio exclusivamente de consumo interno, nuestra Biblioteca recibe a investigadores de distintas universidades y centros, profesionales y técnicos de otros museos y vinculados al Patrimonio Cultural, estudiantes universitarios de postgrado y, de vez en cuando, personas que buscan lo que otras bibliotecas públicas no poseen y sólo se guarda aquí. A todos ellos se les ofrece orientación y acceso a la información. Pero hablemos ya de libros, ¿cuántos tenemos y de qué tratan? Mª Jesús Dueñas nos da unas cifras de conjunto: podríamos pasar años leyendo los 59.211 volúmenes de la biblioteca, entre monografías, catálogos de exposiciones y hasta 930 cabeceras de publicaciones periódicas, procedentes de todo el mundo. La materia que mejor representada está es, claro, la Museología, pero hay publicaciones sobre: arqueología, historia del arte, Prehistoria, Etnografía, conservación y restauración, así como un destacado fondo histórico de numismática hispánica antigua. El origen de estos ricos fondos bibliográficos procede, principalmente, del intercambio de fondos. Nosotros enviamos nuestro Boletín: Museo de Zaragoza que se ha venido publicando anualmente hasta 2009, y recibimos a cambio hasta 572 publicaciones editadas por museos, universidades y centros especializados de todo el mundo.
Además, algunas colecciones que ingresan en el museo pueden ir asociadas a las bibliotecas personales de los coleccionistas. Es el caso de la Biblioteca Federico Torralba que acompañó su colección de arte asiático y que es una de las más completas sobre esta materia en España. Otro ejemplo muy destacado es el de la biblioteca propia de Antonio Beltrán, que fuera director de la institución. En definitiva, las bibliotecas de museos, no siempre bien conocidas, son un recurso imprescindible para el trabajo de documentación e investigación de las colecciones museísticas, pero también a disposición de toda la comunidad científica y de la sociedad en general.
