Una de las tareas fundamentales de todo museo es dar a conocer el desarrollo de sus trabajos a lo largo de periodos determinados de tiempo, para lo cual la herramienta más efectiva son las llamadas “Memorias”, verdaderas enciclopedias del devenir de un museo. Con estos documentos se acercan al ciudadano todos aquellos aspectos del trabajo de una institución museística, mediante multitud de datos ordenados temáticamente, lo que contribuye a la transparencia en la gestión de este tipo de centros culturales.
El Museo de Zaragoza viene realizando y publicando periódicamente sus oportunas memorias y, en esta línea, presentamos hoy la entrega correspondiente a los años 2005-2012, lo que es una buena noticia ya que nos sumerge en la intensa actividad del museo en este crucial periodo de tiempo. La disponibilidad, desde este año 2013, de una página Web propia nos hace mucho más fácil su publicación y difusión, para que así pueda ser consultada y analizada por todas aquellas personas que quieran hacerlo.
En las más de quinientas páginas en que se despliega esta Memoria se desmenuzan múltiples aspectos de la intrahistoria más reciente del Museo de Zaragoza, empezando por el capítulo de personal donde se da cuenta de la actual plantilla del centro, con sus altas y bajas, y se exponen las necesidades más perentorias para realizar su misión con mayor eficacia. Prosigue con un análisis evolutivo de las instalaciones y los equipos, una parte de gran trascendencia pues se incluyen las obras de renovación del edificio de la Sección de Etnología, así como las mejoras acometidas con motivos de las sucesivas exposiciones sobre Goya y el montaje provisional tras ellas que aún hoy sigue vigente. Hay un detallado balance financiero por partidas con totales parciales y globales que ayudan a comprender la complejidad del funcionamiento de un museo de esta categoría.
Un capítulo denso e imprescindible es el dedicado a la museología, programas y museografía, donde destacan por su trascendencia todo lo relacionado con las exposiciones temporales y la adquisición y presentación de nuevos fondos de la colección estable. Especial significado adquiere el detallado informe sobre el proyecto de ampliación del Museo de Zaragoza en el edificio de la Escuela de Artes, por lo necesario y anhelado.
No podía faltar el apartado dedicado a la investigación y conservación, con el impacto de la implantación del sistema documental DOMUS, o los movimientos de fondos y la colaboración institucional con diversos organismos, especialmente a través de préstamos para exposiciones temporales. Completa este apartado un minucioso repaso por las piezas intervenidas por el Área de Conservación-Restauración del museo.
Las actividades del Área de Difusión están también contempladas en un capítulo donde se especifican con detalle la ingente labor desarrollada por esta parte fundamental de nuestra institución. Para finalizar esta memoria hay un espacio dedicado monográficamente a la Colonia Celsa y otro a las publicaciones generadas desde el Museo de Zaragoza.
En definitiva, un documento muy completo e imprescindible para conocer con exactitud la vida del Museo de Zaragoza en estos últimos años, sus logros y sus necesidades; una radiografía esencial del centro como instrumento eficaz para la custodia, investigación y difusión del Patrimonio Cultural Aragonés.
MdZ
