La Noche en Blanco volvió al Museo de Zaragoza

Un año más el Museo abrió sus puertas a la Noche en Blanco el pasado sábado 28 de junio.  Este año la programación recordaba al ocio romano y honraba la memoria de Cesar Augusto, fundador de la ciudad y recordado este por el bimilenario de su muerte.

El público no perdió detalle de los espectáculos (Fot. J. Garrido)

El museo no cerró sus puertas en el horario habitual y desde última hora de la tarde la afluencia de visitantes fue ya superior a la de otros sábados de verano. Además de toda una serie de actividades programadas en el patio, el público pudo visitar la exposición temporal  Avgvstvs. Annvs Avgvsti MMXIV,  hasta las 23 horas.

Una noche de circo, teatro y música para todas las edades, con un entorno fantástico que cada día es más familiar a los zaragozanos y visitantes a nuestra querida ciudad: el patio del Museo. La programación se abrió, tras una tarde de bochorno, con la magnífica puesta en escena de PeliAgudo Arte y Circo. Dos artistas desafiando al vacío en el trapecio para que sus cuerpos no cobren la rigidez de la escultura de Augusto de Prima Porta.

Figuras y sombras etéreas (Fot. J. Garrido)

El propio emperador no quiso perderse la velada y vino de la mano de Clásicos Luna Compañía Teatral, ganadores este año del Premio Buero de Teatro Joven y el 6º Hermanos Argensola-2014. Los actores del I.E.S. Don Pedro de Luna, dirigidos por José Ángel Alegre, prepararon una representación especial para esa noche basada en los textos de Las Vidas de los doce césares de Suetonio. El argumento: unos actores se reúnen en el patio del Museo de Zaragoza, para representar algunas escenas de la vida de Caesar Augusto. Pero la puesta en escena se altera, cuando algunas de las actrices afirman que no son personajes romanos, sino la auténtica Medea de Eurípides. Todo da un giro y estas hechiceras y adivinas Medeas convertirán a uno de los actores en el genuino Caesar Augusto, que acabará creyéndose también que es el emperador de Roma y fundador de la ciudad de Caesar Augusta.

De romanos iba la cosa (Fot. J. Garrido)

Después llegó la Orquesta del Teatro de las Esquinas, dirigida por Víctor Rebullida, con un repertorio al que le dimos el título de «Una de romanos” que con música de diferentes bandas sonoras de películas de romanos deleitó a todos los asistentes y nos puso la piel de gallina, y no sólo porque la temperatura cada vez era más baja.

En torno a las 22’15 comenzó el «segundo pase» de nuestra programación. Ya había oscurecido y las acrobacias de Arturo y Pinky se multiplicaban en sus sombras, proyectadas en los arcos del patio. Con la noche el espectáculo de trapecio ganó en plasticidad y nos brindó un momento mágico.

Una noche con sonido de película (Fot. J. Garrido)

Una nueva visita de Augusto, representado en «Actores para un bimilenario», con su grandeza pero también con sus miedos a los vaticinios de los oráculos de las Medeas. Los actores de Clásicos Luna Compañía Teatral supieron meterse a todo el público en el bolsillo con su frescura y expresividad. Fue un auténtico lujo contar con su desinteresada y siempre amable colaboración.

Hasta una Venus moderna hizo acto de presencia (Fot. J. Garrido)

El broche a esta magnífica e imperial noche lo puso la Orquesta del Teatro de las Esquinas. El  viento cada vez soplaba más fuerte y más frío, lo que llevó a los músicos a considerar introducir en el repertorio la banda sonora de «Lo que el viento se llevó».  La conexión entre músicos y oyentes era estupenda, los niños bailaban despreocupados junto a los músicos. La noche se había vuelto desapacible y los asistentes, emocionados por la música, disfrutaban del entorno y de la magia del momento acercándose un poco más. Eso sí, cada oveja con su pareja, la noche no acabó como una bacanal, pero será inolvidable para quienes la compartimos. Gracias a todos por acompañarnos una noche más.

MdZ

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