La sección de Etnología renueva su exposición

Para esta ocasión del Día Internacional de los Museos de 2013 se han renovado los fondos que se exhiben en la vitrina destinada a las colecciones históricas, sin duda una buena forma de celebrar esta jornada. La elección conjunta del Museo y Somerondón, la Asociación Universitaria de Folklore Aragonés colaboradora habitual del museo,  ha recaído sobre trajes del valle del Ebro, compuestos por alguna pieza singular datada  en la primera mitad del siglo XIX, como el chaleco masculino de seda brocada y la saya femenina de lana con virones de terciopelo negro, que se completan con otros fondos indumentarios de la segunda mitad del siglo XIX.

Nueva montaje indumentaria aragonesa 2013

Hasta bien entrado el siglo XIX, los modelos de traje tradicional, tanto masculinos como femeninos, mantenían los patrones de la moda del siglo anterior. Hombres y mujeres usaban largas camisas de cáñamo o  lino como ropa interior.

Los labradores del valle, e incluso de Zaragoza, usaban normalmente zaragüelles, amplios calzones de lienzo que pervivieron más tiempo en zonas del bajo Cinca. Sobre la camisa, el chaleco y la faja ceñían el cuerpo. Las medias sujetas debajo del talón dejaban ver el pie desnudo dentro de la alpargata. Pañuelos de diversas calidades protegían el cabello y se cubrían con diferentes tipos de sombreros, siendo el de ala ancha uno de los más frecuentes.  Las mantas protegían del frío y ofrecían acomodo sobre cualquier superficie.

La silueta femenina marcaba la cintura y las caderas se mostraban voluminosas por la superposición de enaguas, refajos y sayas exteriores, protegidas en su parte delantera por el delantal. El cuerpo se cubría con ajustados jubones o, según la época del año, por justillos que dejaban ver las mangas de la camisa interior. Sobre los hombros y sin sobrepasar la cintura, pañuelos de algodón, lana o seda, elaborados con variadas técnicas de tejido y ornamentación. El «peinado de picaporte» era una forma habitual de recoger el cabello y los pendientes «de bellota» seguían la corriente naturalista de la época.

 Detalle mantón


En la segunda planta del museo se exhibe, por primera vez, un mantón de merino negro bordado con sedas multicolores que recrean motivos florales de clara inspiración oriental como peonías, dalias y crisantemos, así como un espectacular faisán.

Este mantón formaba parte del traje de novia que vistió el día de su boda, en el último tercio del siglo XIX, en Sacecorbo (Guadalajara), la abuela de Teodora Ortiz, que ha donado de esta valiosa pieza a las colecciones del Museo de Zaragoza.


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