Las Artes dan la bienvenida al Museo de Zaragoza

El edificio que alberga la sede central del Museo de Zaragoza fue erigido con motivo de la Exposición Hispano-Francesa de 1908, proyectado por los arquitectos Ricardo Magdalena y Julio Bravo con un lenguaje historicista a partir de las premisas estilísticas de la arquitectura renacentista aragonesa. A las fachadas de ladrillo, rematadas con alero de madera, se incorporó un rico programa escultórico a base de dos edículos que albergan sendas estatuas antropomorfas sedentes, una serie de medallones con las cabeza de insignes artistas y prohombres y un pórtico sobre la entrada principal, a modo de grandiosa tribuna, donde alternan cuatro columnas con tres estatuas femeninas erguidas que personifican a la Pintura, la Arquitectura y la Escultura.

Padre de Carlos Palao

Las tallas fueron encargadas a los principales escultores de la ciudad en ese momento: Dionisio Lasuén, Pascual Salaberri y, al más destacado de ellos, Carlos Palao a cuya mano se deben las tres alegorías de las Artes que estamos comentando.

Carlos Palao y Ortubia (Zaragoza, 1857-1934), fue un escultor formado en el taller de su padre Antonio, amplió  sus conocimientos con estancias en Madrid, Paris y Roma. Fue profesor de dibujo de la Escuela de Artes Industriales y director del propio Museo de Zaragoza entre 1888 y 1914. Utilizó un lenguaje historicista basado en el Renacimiento y participó en obras de restauración monumental, como la fachada de la iglesia de Santa Engracia.

Fachada del museo con las tres alegorías. (Fot. J. Garrido)

En el Museo de Zaragoza se conservan y exhiben los tres modellinos en escayola que fueron el punto de partida, con pequeñas diferencias, de las grandes esculturas (unos 2,50 m)  que Palao talló en piedra para la fachada principal del museo. Las tres alegorías de las Artes responden a un gusto por lo clásico como corresponde a un museo de la época y a la personalidad artística de Carlos Palao.

Modellino de la Escultura. (Fot.J. Garrido)

Dos de las figuras están cubiertas con túnicas hasta los pies, mientras que la Escultura exhibe parte de su cuerpo en referencia a los desnudos clásicos, sostiene el busto de Atenea y cuelgan de su cinturón unas herramientas, símbolos parlantes del escultor. La Pintura luce el cabello suelto, con la mano izquierda sujeta la paleta de pintor y con unas flores alusivas a los colores, mientras que con la otra, sobre el pecho, sostiene un espejo que sugiere la pintura de retratos.

Modelino de la Pintura (Fot J. Garrido)

La personificación de la Arquitectura es la más compleja iconográficamente, se ubica en el centro del grupo. Esta figura posee una serie de distintivos que se refieren a diferentes épocas y culturas. Así, en la cabeza porta un tocado del antiguo Egipto y las dos columnas con sus respectivos capiteles refieren a las etapas de la Historia del Arte. Porta ante su pecho un relieve en el que aparece representado el Partenón y bajo él un arco de medio punto en referencia a la arquitectura romana.

El Museo de Zaragoza es todo belleza, ya  desde su propia facha nos saludan altivas las mismas Artes y nos invitan a entrar en un lugar donde vamos a disfrutar descubriendo facetas de nuestra  cultura material que ni sospechábamos. Una óptima forma de comenzar el nuevo año.

MdZ

Modellino de la Arquitectura (Fot. J. Garrido)

 

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