Los nietos de Augusto y Caesar Augusta

Las ciudades del mundo romano rindieron pleitesía al poder central de las dinastías gobernantes. Estatuas de Augusto y de los miembros de la familia imperial fueron acogidas con fervor en los edificios públicos y lugares  de representación emblemáticos de las colonias y municipios hispanos (foros, teatros, basílicas…).  Caesar Augusta, la única población del mundo romano que ostentó el nombre completo del emperador,  tuvo una relación especial con Augusto como se deduce de los tipos de sus monedas que aluden de forma directa a los miembros de la saga imperial: se trata de representaciones y alusiones a Livia (la tercera esposa de Augusto), Agripa (casado con Julia la única hija de Augusto, gran estratega y amigo íntimo del emperador), Cayo y Lucio César y Julia Agripina (hijos de Agripa y nietos de Augusto), Germánico (casado con Julia Agripina) y Nerón I y Druso III, hijos de Julia Agripina y Germánico.

Dupondio-de-Caesar-Augusta-con-las-estatuas-de-Augusto-Cayo-y-Lucio-MAN

Procedente del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, se exhibe en la exposición “Avgvstvs” del Museo de Zaragoza, uno de los documentos más extraordinarios de cuantos se conservan referidos a los monumentos de la ciudad en época de Augusto. Se trata de un dupondio, en bronce, en cuyo anverso figuran tres estatuas, sobre pedestal, que debieron alzarse en un lugar principal de la colonia, sin duda en el foro. En el reverso de la moneda aparece un vexilo  entre dos estandartes legionarios con leyenda alusiva a Caesar Augusta y a los dos duunviros que emitieron la moneda: Cn. Domicio Ampiano y C. Vet. Lancia. Lo importante y significativo es la representación del anverso. Son tres estatuas,  figuradas de perfil. En el centro, como pontífice máximo, togado y con la cabeza velada, el propio Augusto, que mira a la derecha, frente a la figura de Cayo Cesar, el hijo mayor de Julia y Agripa. Augusto sostiene un simpulum, cazo de largo mango vertical y símbolo de su condición sacerdotal; en la representación parece que el emperador ofrece el cazo, o su contenido a su nieto mayor Cayo que está frente a él.  A su izquierda, y dándole la espalda, más bajito, Lucio Cesar, hermano menor de Cayo.

Augusto velado de Mérida. Museo Nacional de Arte Romano
Cayo Cesar. Copia en yeso del original conservado en el Museo Oliveriano, Pesaro. Museo del Ara Pacis, Roma

Sin hijos varones y sumamente preocupado por su sucesión, Augusto adoptó como herederos (17 a. C.), entre otros personajes de su familia, a los hijos mayores de Julia y Agripa, C. Caesar y L. Caesar. El emperador puso su mejor empeño para consolidar la posición de sus jóvenes herederos mediante múltiples honores, concedidos en la corta vida de Cayo y Lucio (que murieron prematuramente a los 24 y 19 años).  En el año 13 a. C. comienzan las apariciones públicas de ambos, en el 8 a. C.  Cayo es presentado a las legiones del Rin, en el 7 preside los juegos en Roma a la vuelta de Augusto de Germania. En el 6 a. C. ambos son presentados al senado y nombrados “consules designados” (tenían 14 y 11 años); en el mismo año Cayo recibe la toga viril y en el 5. a. C. el pontificado y Lucio en el 2 a. C. la toga viril y el nombramiento de augur. A los 19 años Cayo fue nombrado comandante de las legiones del Danubio…

Lucio Cesar. Copia en yeso del original conservado en el Museo de Arte de Cincinnati, Ohio. Museo del Ara Pacis

Estos hechos se recuerdan, entre otros lugares, en los monumentos hispanos. El arco triunfal de Medinaceli, en Soria,  parece conmemorar el augurado de Lucio (2 a. C.), el teatro de Cartagena, dedicado a ambos nietos se inauguró entre el 5-1 a. C. En el de Mérida se recordó la memoria de ambos y en la Vega de Valdecañares de Rivas (Zaragoza) se alzó, ¿en el mismo momento?,  un monumento dedicado a C(aio) Caesari Augusti f(ilio), cuya inscripción también se exhibe en la exposición “Augustus”. Además, ciertas estatuas (¿dos retratos de Tarragona?) y monedas (Gades –Cádiz-, Traducta –Algeciras-, Caesar Augusta y Tarraco -Tarragona-) recuerdan la memoria de los dos príncipes…

nscripción de Rivas (Fot. J. Garrido)

Los jóvenes herederos de Augusto murieron fatalmente jóvenes: Lucio a los 19 años  falleció súbitamente en Marsella (camino de Hispania) y Cayo, dos años después, a los 24 años, a consecuencia de una herida, morirá en Licia. La tristeza por la doble pérdida, se sintió en todo el imperio.

La moneda caesaraugustana, con la triple representación estatuaria, se constituye así en uno de los testimonios más preciosos de toda Hispania, y del mundo romano, de la memoria de los dos jóvenes príncipes, herederos de Augusto e hijos del gran amigo del emperador, Agripa, cuyo papel en la fundación de la colonia fue decisivo. Tan singular monumento constituía un punto neurálgico ubicado posiblemente en el foro de la ciudad  y erigido por la colonia ya en el año 6 a. C., cuando fueron designados cónsules, como evidencia la leyenda que ostente la moneda (L. Caesar, C. Caesar, Cons des, es decir  “Lucio César y Cayo César cónsules designados”) o  bien en el año siguiente, 5 a. C., cuando Lucio recibió el pontificado, como parece querer indicar el ofrecimiento del simpulum sacerdotal que Augusto lleva a cabo.

MdZ

 

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