¡Por los pelos! Algunos peinados y tocados históricos en el Museo de Zaragoza

El Museo de Zaragoza prepara un Curso 2014/2015 con nuevas propuestas para todo tipo de públicos. Una de ellas es la realización del curso “El hombre y la mujer: peinados y tocados”, organizado en colaboración con  AUFA Somerondón y que se inscribe en su línea de divulgación de la indumentaria tradicional aragonesa. Las dos sesiones (24 y 25 de septiembre, 18.00 – 20.00 h) se impartirán en el propio museo y tendrán un carácter teórico-práctico. Además de analizar la tipología y evolución del tocado masculino y del tocado y peinado femeninos, se impartirá una parte práctica de colocación de los tocados y elaboración de los peinados tradicionales más comunes.

Las sesiones también se ilustrarán a través de las colecciones del Museo de Zaragoza que, desde la Prehistoria hasta el siglo XX, ofrecen un extraordinario repertorio de ejemplos de “estilismo” capilar de distintas épocas y culturas. Estos rasgos a menudo han servido para la transmisión de  un mensaje, de forma consciente o inconsciente, a los destinatarios de la obra. Por ejemplo, la investigadora Erika Bornay ha analizado el despliegue de las tupidas cabelleras de diosas y ninfas en la pintura barroca como sinónimo de la belleza femenina, la sensualidad y la fuerza vital. Además, los peinados y tocados representados en un objeto histórico o una obra de arte nos ofrecen un testimonio fiel del canon estético y de los usos sociales y económicos de su contexto de producción, por lo que se convierten en una fuente de información muy útil.

En la espléndida obra del pintor Jerónimo Vallejo Cósida “Nacimiento de San Juan Bautista” (c. 1574 – 1583), el grupo de mujeres que rodean a Isabel presenta una gran diversidad de tocas en función de su edad y observamos, incluso, un tipo de tocado que antecede al conocido en Aragón como “de churros”. En la parte inferior derecha, un personaje distinto al resto: una mujer con un niño de tez oliva. Lleva un sombrero amplio de paja, que aparece en estampas de la época como propio de personajes “egipciacos” o gitanos.

Jerónimo Vallejo Cósida “Nacimiento de San Juan Bautista” Foto: J. Garrido

La caracterización de los personajes con atributos u objetos que ayuden a identificarlos es una constante en la historia del arte. Así, en esta estampa de 1728 de Hyacinthe Rigaud, se representa a la diosa romana Ceres. Aunque va vestida como una cortesana francesa contemporánea del artista y su peinado va en consonancia, se ha adornado los rizos con espigas para completar su significado como diosa protectora de la agricultura.

Hyacinthe Rigaud, "Diosa romana Ceres" Foto: J. Garrido

Es precisamente en el siglo XVIII cuando se produce el nacimiento de la moda como fenómeno  industrial y cultural, entendida como una rápida sucesión de estilos. Esto es visible en la obra de un mismo pintor, Francisco de Goya. En su retrato de la reina Maria Luisa de Parma (1789) ésta va tocada con una escofieta muy voluminosa y recargada, con cintas, plumas y lazos. Es la corte francesa de París la que marca la pauta en cuestión de estilo.  Pocos años más tarde, en el retrato que pinta Goya de su nuera Gumersinda Goicoechea (1805), ésta lleva un sencillo sombrero capó de mimbre con una cinta rosa. Se trata de un tipo de sombrero de origen inglés (poke bonnet)  con forma de caperuza atada bajo el mentón y que llevarían tanto mujeres como niños a lo largo del siglo XIX. Una muestra de la nueva influencia inglesa en el vestir de caballeros y damas.

F. Goya. Detalles de los retratos de  "Maria Luisa de Parma" y "Gumersinda Goicoechea". Fotos: E. Santos y J. Garrido

Entre tanto, en el otro extremo del mundo, el peinado de la mujer japonesa tradicional varió considerablemente a lo largo de los siglos y, dependiendo de tipo de recogido del cabello, se aludía a su posición social o estado civil. Las bijinga o retratos de bellezas de la escuela  Ukiyo-e, informaban a través de sus cabellos de su categoría (si era una maiko o aprendiz o ya se había convertido en geisha), de las referencias culturales de la estampa (poemas célebres), los festejos tradicionales a los que asistía o la época del año. En esta estampa que el artista Kitagawa Utamaro dedica a los legendarios amantes Oume y Kumenosuke, se aprecian las diferencias entre los recogidos masculino y  femenino. Aunque la bella Oume era una doncella legendaria, Utamaro la representa con el sistema shimada, muy de moda hacia 1790 entre las jóvenes solteras. La combinación de horquillas, peinetas y lazos hizo que fuera un estilo muy popularizado a través de los Ukiyo-e.

Kitagawa Utamaro, "Los legendarios amantes Oume y Kumenosuke". Foto: J. Garrido

El plazo de inscripción para el curso “El hombre y la mujer: tocados y peinados” es del  1 – 12 de septiembre
Datos de contacto: teléfono, 976 222 181 ó 976 22 56 82; correo electrónico:  cmartinezl@aragon.es

Para saber más:

Erika Bornay, La cabellera femenina: un diálogo entre poesía y pintura, Madrid, Cátedra, 1994.

Almudena Escobar, El cabello femenino en Japón, en el siguiente enlace http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2765812

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