Santa Ana en el Museo

El 26 de julio, se conmemora el día de santa Ana que al coincidir con el final de la primera gran faena agrícola del verano, la recogida del cereal, es aprovechado por numerosas poblaciones a lo largo de todo Aragón, para celebrar sus fiestas patronales.

Santa Ana tiene una especial importancia en el culto cristiano por ser la madre de María y por lo tanto la abuela de

Jesús de Nazaret. Estuvo casada con Joaquín, pero a pesar de que pasaba el tiempo, la pareja no lograba tener descendencia, por lo que Ana le pidió a Dios que si le concedía dicha gracia, le consagraría su hijo. De esta manera, un ángel se apareció simultáneamente a Ana y a Joaquín a quienes anunció que concebirían un hijo. Santa Ana es la protectora de la fertilidad y abogada de las embarazadas. Se la muestra como una mujer de cierta edad, tocada de un paño que le cubre la cabeza y el cuello. Se la coloca en diferentes escenas como la anunciación por el ángel, junto a san Joaquín y a santa María niña o educando a María. Muy popular es una iconografía triple, en la que se representan juntos a María, Ana y a Jesús.

El Museo de Zaragoza tiene entre sus fondos varias imágenes de la santa, hoy traemos a la Web una pintura gótica de Blasco de Grañén y otra barroca debida a la mano del pintor Vicente Berdusán.

Anuncio a Santa Ana. Blasco de Grañén

Blasco de Grañén es pintor documentado en Zaragoza entre 1422- 1459, destacado representante del Gótico Internacional pleno en Aragón. Sobresale por la calidad técnica, su dominio del dibujo y una brillante policromía. La obra que comentamos es la escena del “Anuncio de santa Ana”, pintada al temple sobre tabla hacia 1437-38, según un documento fechado en Zaragoza el día 7 de junio de 1437. Sus dimensiones son 156 x 107 cm.

La obra era parte del retablo mayor de la iglesia parroquial de Lanaja (Huesca), destruido durante la Guerra Civil, conservándose dos tablas que desde 1941 forman parte de la colección del Museo de Zaragoza.

La pintura que nos ocupa está mutilada, pues ha perdido la parte superior del lado derecho y figura el momento en que un ángel se presenta ante Ana y le comunica que Dios le va a conceder la descendencia que tanto anhela. Ana se encuentra en el jardín de su casa, en actitud de orar, su rostro refleja la edad y el cansancio y lleva nimbo poligonal como personaje perteneciente al Antiguo Testamento. Del ángel tan solo se conservan las manos que sostienen una filacteria y parte del brazo. En segundo plano hay un paisaje montañoso que se identifica con el lugar donde habría ido San Joaquín, a orar. Es una representación minuciosa en la que se ve un rebaño de ovejas con el perro guardián y a tres pastores como escolta de San Joaquín.

Berdusán, nacido en Ejea de los Caballeros en 1632 y muerto en Tudela en 1697, fue un artista prolífico, documentándose más de trescientas obras. Su pintura de raigambre madrileña que se enriquece con el tenebrismo, la pintura veneciana y las composiciones flamencas.

El 26 de julio, se conmemora el día de santa Ana que al coincidir con el final de la primera gran faena agrícola del verano, la recogida del cereal, es aprovechado por numerosas poblaciones a lo largo de todo Aragón, para celebrar sus fiestas patronales. Santa Ana tiene una especial importancia en el culto cristiano por ser la madre de María y por lo tanto la abuela de Jesús de Nazaret. Estuvo casada con Joaquín, pero a pesar de que pasaba el tiempo, la pareja no lograba tener descendencia, por lo que Ana le pidió a Dios que si le concedía dicha gracia, le consagraría su hijo. De esta manera, un ángel se apareció simultáneamente a Ana y a Joaquín a quienes anunció que concebirían un hijo. Santa Ana es la protectora de la fertilidad y abogada de las embarazadas. Se la muestra como una mujer de cierta edad, tocada de un paño que le cubre la cabeza y el cuello. Se la coloca en diferentes escenas como la anunciación por el ángel, junto a san Joaquín y a santa María niña o educando a María. Muy popular es una iconografía triple, en la que se representan juntos a María, Ana y a Jesús. El Museo de Zaragoza tiene entre sus fondos varias imágenes de la santa, hoy traemos a la Web una pintura gótica de Blasco de Grañén y otra barroca debida a la mano del pintor Vicente Berdusán. Blasco de Grañén es pintor documentado en Zaragoza entre 1422- 1459, destacado representante del Gótico Internacional pleno en Aragón. Sobresale por la calidad técnica, su dominio del dibujo y una brillante policromía. La obra que comentamos es la escena del “Anuncio de santa Ana”, pintada al temple sobre tabla hacia 1437-38, según un documento fechado en Zaragoza el día 7 de junio de 1437. Sus dimensiones son 156 x 107 cm. La obra era parte del retablo mayor de la iglesia parroquial de Lanaja (Huesca), destruido durante la Guerra Civil, conservándose dos tablas que desde 1941 forman parte de la colección del Museo de Zaragoza. La pintura que nos ocupa está mutilada, pues ha perdido la parte superior del lado derecho y figura el momento en que un ángel se presenta ante Ana y le comunica que Dios le va a conceder la descendencia que tanto anhela. Ana se encuentra en el jardín de su casa, en actitud de orar, su rostro refleja la edad y el cansancio y lleva nimbo poligonal como personaje perteneciente al Antiguo Testamento. Del ángel tan solo se conservan las manos que sostienen una filacteria y parte del brazo. En segundo plano hay un paisaje montañoso que se identifica con el lugar donde habría ido San Joaquín, a orar. Es una representación minuciosa en la que se ve un rebaño de ovejas con el perro guardián y a tres pastores como escolta de San Joaquín. Berdusán, nacido en Ejea de los Caballeros en 1632 y muerto en Tudela en 1697, fue un artista prolífico, documentándose más de trescientas obras. Su pintura de raigambre madrileña que se enriquece con el tenebrismo, la pintura veneciana y las composiciones flamencas. El cuadro de Berdusán es un óleo sobre lienzo de 175 x121 cm, procede del Monasterio de Veruela y fue realizado hacia 1673. Esta pintura que forma pareja con la obra titulada “San Joaquín y la Virgen niña”, también en el museo de Zaragoza, fue realizada cuando el pintor ya alcanza la madurez artística y su estilo está completamente definido. La obra ingresó en el Museo de Zaragoza a raíz de las desamortizaciones de 1836 y 1848. Es una composición sencilla que representa a los protagonistas paseando, sobre ellos unos ángeles en rompimiento de gloria dejan caer unas flores. La escena se enmarca en una arquitectura clásica, que muestra un paisaje de fondo con los celajes densos característicos del pintor. Las figuras adquieren corporeidad incrementada por la luz cenital. Destacan la fluidez de las pinceladas, el juego cromático y el movimiento acentuado en los ángeles, el dibujo correcto de las figuras dotadas de gran volumen y de una muy personal interpretación de las proporciones que sitúan a Berdusán como el mejor representante de la escuela aragonesa del siglo XVII.

El cuadro de Berdusán es un óleo sobre lienzo de 175 x121 cm, procede del Monasterio de Veruela y fue realizado hacia 1673. Esta pintura que forma pareja con la obra titulada “San Joaquín y la Virgen niña”, también en el museo de Zaragoza, fue realizada cuando el pintor ya alcanza la madurez artística y su estilo está completamente definido. La obra ingresó en el Museo de Zaragoza a raíz de las desamortizaciones de 1836 y 1848.

Es una composición sencilla que representa a los protagonistas paseando, sobre ellos unos ángeles en rompimiento de gloria dejan caer unas flores. La escena se enmarca en una arquitectura clásica, que muestra un paisaje de fondo con los celajes densos característicos del pintor. Las figuras adquieren corporeidad incrementada por la luz cenital. Destacan la fluidez de las pinceladas, el juego cromático y el movimiento acentuado en los ángeles, el dibujo correcto de las figuras dotadas de gran volumen y de una muy personal interpretación de las proporciones que sitúan a Berdusán como el mejor representante de la escuela aragonesa del siglo XVII.

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