Santa Elena, patrona de la Arqueología

El domingo 18, como cada año, el santoral católico celebra Santa Elena. Trascendiendo la religiosidad ortodoxa y a caballo entre tradición y superstición es costumbre que el santoral “apadrine” una profesión o disciplina. Es el caso de nuestra Santa Elena, a la que la tradición ha llevado a ser considerada patrona de los arqueólogos.

Sin embargo, ¿qué vinculación tiene esta Santa con la ciencia que estudia el pasado del hombre a través de sus restos materiales? Realmente ninguna, sin embargo, se le atribuye de forma cuasi jovial la primera excavación en busca de objetos antiguos. Para comprenderlo hemos de retrotraernos a la vida de Helena, todavía sin santificar.

Estatua Santa Elena en San Pedro del Vaticano. Flickr.com

La vida de Helena Augusta (c. 250 – 328/329)

Clarificar los datos que tenemos de este personaje real de los que proporciona la tradición cristiana ha sido objeto de estudio de los historiadores. Son destacables los recientes trabajos de I. Lasala Navarro o J.W. Drijvers.

En torno a mediados del siglo III nace Helena en Drépano (Sicilia, Italia) con orígenes humildes y vinculados a la servidumbre. Poco más sabemos de ella hasta que aparece en las fuentes como nueva esposa de Constancio Cloro, uno de los cuatro tetrarcas del imperio romano en esa época.

Aunque más que su matrimonio (y posterior repudio) será su maternidad la que fundamente su relevancia histórica ya que fue la madre de una figura fundamental en la Historia: el emperador Constantino I el Grande.

El ascenso político de su hijo hizo que conozcamos, ahora así, a Helena Augusta asentada en la corte imperial con una gran influencia. La emperatriz Helena se instituye, ya en vida, como modelo de conducta e imagen oficial de la corte imperial de la nueva dinastía.

El acercamiento de Helena Augusta al cristianismo supuso por ende una extraordinaria ocasión para la difusión y expansión de esta confesión por todo el imperio, incluido el mismo emperador.

Elena y la Vera Cruz

En su posicionamiento como protagonista del paleocristianismo hay un episodio que marcó su devenir hacia la santidad ante la Iglesia: la localización, entre otras reliquias, de la Santa Cruz de la Pasión de Cristo. Aquí nace su leyenda.

Santa Elena entrevista a los judíos NIG 10030

Las fuentes, sobre todo medievales, registran el viaje de Elena a Palestina en visita con un doble objetivo: fomentar la fe cristiana a través de la construcción de nuevas iglesias y visitar los lugares en lo que deambulo Jesucristo. Fruto de sus supuestas indagaciones entre los sabios locales (judíos) localizaría el Monte Calvario y ordenaría la excavación de la zona en la que Jesús de Nazareth fue crucificado, encontrando de esta forma, la Vera (o Santa) Cruz. Reliquia que parcialmente trasladaría a Roma para fomentar la devoción de los fieles.

Los ecos que nos dejan estos datos, más cercanos a las cruzadas medievales que a la tardoantigüedad romana, nos llevan a encuadrar a Santa Elena (el mito) como una inspiración de la Santa Sede en época medieval. Así lo demuestran obras magníficas del siglo XV como los frescos de Piero de la Francesca en Arezzo o las magníficas tablas del retablo de Blesa que disfrutamos en el Museo de Zaragoza.

Santa Elena con la Vera Cruz NIG 10029 Museo de Zaragoza

Sea una forma u otra (o de ambas) en definitiva estamos ante una gran figura cuya influencia como personaje histórico jugó, al parecer, un papel definitivo ni más ni menos en el triunfo del cristianismo como religión oficial de Roma, primero y de Europa después y su estela legendaria supuso inspiración y fundamento de peregrinación y cruzada… dos imágenes de una misma mujer, ¡a cuál más apasionante!

¡Feliz día a todas las Elenas y a todos los arqueólogos, devotos…

…o no!

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