Una año más estamos en plenas Fiesta del Pilar y el Museo de Zaragoza no puede faltar a la cita. Esta vez os queremos acercar algunos fondos pilaristas que se apartan de la tradicional iconografía de la patrona de la ciudad. Se trata de unos carteles anunciadores de festejos taurinos de los que el museo posee una nutrida colección, gracias a la generosa donación que hiciera D. Javier Esponera.
Las fiestas del Pilar en Zaragoza siempre se han distinguido por ofrecer al aficionado festejos taurinos de primera categoría en los que han tomado parte los más afamados diestros y se han corrido reses de las más acreditadas ganaderías, festejos a los que se daba la oportuna publicidad por medio de anuncios en forma de cartel.
El género del cartel de toros ha tenido su lógica evolución desde que apareció el que se tiene como primero en el año 1737, impreso en Madrid. En un primer momento fueron carteles exclusivamente tipográficos, exentos de figuras, donde se daba detallada cuenta de los datos relativos al festejo.
En la segunda mitad del siglo XIX, con la aparición de la litografía y luego la cromolitografía, es cuando se comienzan a editar pasquines de cierto tamaño ilustrados a todo color con escenas y personajes taurinos o retratos de los diestros, es el llamado “cartel pictórico”. Uno de los mejores representantes de este género fue el pintor zaragozano Marcelino Unceta (1835-1905).
Los carteles que presentamos aquí son del formato “banderilla”, es decir de pequeño tamaño, en contraposición a los murales que suelen tener en torno a los dos metros de alto. Los pequeños son los que más han llegado hasta nosotros por su más larga tirada y su fácil custodia.
Los carteles que presentamos están firmados ambos por Marcelino Unceta e impresos por Portabella y Cía. Pertenecen a las ferias celebradas en Zaragoza en 1895 y 1901 con motivo de las Fiestas del Pilar. En el primero Unceta narra una escena costumbrista en la que aparece un baturro que huye de un toro que acomete a su cabalgadura. El tipo aparece encaramado a un poste de la red eléctrica, seguramente como alusión a la reciente instalación de ese “adelanto” en la ciudad.
El segundo cartel se ilustra con dos viñetas. En la parte superior un desfile imaginado de calesas con damas y caballeros que acuden a la plaza escoltadas por alguacilillos y picadores. En la parte inferior una escena campestre de ambiente andaluz con la conducción de una partida de reses bravas. Este cartel tiene el atractivo añadido de mostrar, impreso en el reverso, el programa general de actos festivos de ese año, lo que nos da idea de cómo se divertían los zaragozanos a comienzos del pasado siglo.
Con esta entrada dedicada a las fiestas el Pilar, el Museo de Zaragoza os desea que paséis unos felices días de evasión y os recordamos que es una buena ocasión para visitar nuestro centro. Recomendádselo también a quienes os visiten.
MdZ.
