Hoy, 14 de febrero, es San Valentín y, para celebrarlo, hemos preparado un recopilatorio de imágenes con nuestras obras más apropiadas para la ocasión.
En la galería del museo puede disfrutarse el óleo sobre lienzo de Casto Plasencia que representa a Venus y Cupido. Se trata de una obra que destaca por su sensualidad. La escena central, con la diosa semidesnuda tumbada sobre un triclinio y Cupido sobre sus rodillas, se adorna con una serie de elementos románticos: rosas, el cortinaje y la barandilla al fondo y el incienso en un hachón que llena de humo parte del lienzo. Esta obra mitológica de 1876 es una alegoría del amor.
Algo posterior, cronológicamente hablando, es “El amor y las flores” de Juan José Gárate. La obra conservada en el Museo de Zaragoza representa el mismo tema, en pequeño formato, del gran biombo del Museo Nacional del Prado que representa el mito de Céfiro y Cloris, donde sus protagonistas aparecen acompañados de las ninfas de la primavera. En ambos casos, se trata de obras en área de reserva que no están expuestas al público, aunque la del Prado puede visitarse online .
Mucho más sobria es la “Declaración de amor a María Junquers” de Rafael Pertus. Se trata de un lienzo del siglo XVII en el que se representa a don Alonso que, tras la batalla de Rubinat, se enamora de la dama y acude a cortejarla. Al fondo de la escena se representa el nacimiento de un niño que alude a la posible descendencia de la pareja.
El cortejo amatorio y el enlace matrimonial en siglos pasados llevaba consigo una serie de regalos como la arqueta gótica conservada en el museo. Objetos de este tipo fueron muy estimados en el siglo XV y podían ser regalos de boda de la nobleza e incluir inscripciones que aluden a los amores del caballero por su dama. En el caso concreto de este cofrecillo amatorio aparece la inscripción “por el amor de mi dama, combato con esta víbora -dragón-“ en clara alusión a la leyenda de San Jorge.
Por otro lado, una costumbre muy extendida en el renacimiento era el regalo de pequeñas pinturas de gabinete con el retrato de los novios como carta de presentación. Esta sería una de las tesis sobre el “Doble retrato de matrimonio” de Lavinia Fontana. Al margen de la identidad de los retratados, que sigue en discusión, esta pintora cuenta con un grupo de pequeños retratos que coinciden con dicha tipología. La obra del Museo de Zaragoza contiene una simbología que alude a un ambiente íntimo que refuerza el carácter conyugal. El clavel que portan ambos personajes se considera símbolo matrimonial, así mismo, el perrito se asociaría a la fidelidad. Por último, la disposición de los cortinajes, especialmente en la imagen de la dama, sugeriría las colgaduras del lecho conyugal.
Arte y emociones van unidos de la mano y hoy, más que nunca, podemos verlo reflejado en nuestras colecciones. Feliz día.
MdZ